Dones i poetes que escriuen per a recordar-nos qui sóm i d’on venim. I també, és clar, qui són, d’on venen aquestes dones que un dia van decidir escriure perquè tot estava per fer, encara que no sempre fóra possible.

Preludio

                                                   “... en los atardeceres de brasero,
                                             limpiando las lentejas,
                                             veo a los que me amaron”.
                                                       -Joan Margarit-



Hoy hace día de comer lentejas.
No sé si es por la lluvia
o por la soledad. O quizá por eso
que llamamos memoria,
viejo palacio en ruinas que aún me salva
de la nada absoluta
cuando más gris se pone la mañana,
más culpable el olvido,
y me siento tan lejos de mí misma
que es inútil llamarme.

Cuando esto me sucede
las lentejas
acuden de puntillas,
brincan entre mis manos, las recorren
con pies iluminados,
sortean accidentes, erosiones
y derrotas guardadas
en estas gotas de ámbar que atestiguan
las injurias del tiempo.

Vienen y se deslizan leves, mágicas,
ungiéndome los dedos
por donde van pasando una tras otra,
mínimas perlas, nácares
de oscuridad. He de librarlas -pienso-,
de cualquier cuerpo espurio
que enturbie su nobleza y la degrade.
Su tacto me devuelve
la calidez donde encontró asistencia
mi adolescencia rota
cuando los días eran furia sólo,
obscenos ademanes
glorificando el rito de la sangre.
Puntuales y metódicas,
venían diariamente a defenderme
del hambre y la aspereza
de aquel pan amarillo que aún parece
arañarme los labios.

Años 40. No hubo
ninguna luz entre la pétrea niebla,
tan sólo la esperanza
de que el amor vendría a protegerme
igual que las lentejas,
para poder vivir a su resguardo
frente al muro impasible
alzado brutalmente contra el día.

No sé de qué manera
-si venidos a bordo de una fábula
o del ciego arrebato
con el que el mar, súbitamente invade
playas que ya no existen-,
llegan rostros velados, imprecisos...

Y a la luz de un segundo,
rescatado del tiempo y de las uñas
de lo ya acontecido,
las arañas que viven en mis ojos
se distraen un momento
y, mientras voy limpiando las lentejas,
veo a los que me amaron.

-Angelina Gatell-

"Cenizas en los labios"

Bartleby Editores, Madrid, 2011




Imatge: Ana Juan


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