La culpa fue del huevo, que rabioso,
no le ofreció su clara con puntilla
y esa yema como sol de verano
o la temperatura de su vino
o esa arruga insensata en la camisa
que arruinó su mañana
o ese grupo de wassap de tus primos
que repica en la noche
dices
mientras te acaricias la barriga
y susurras las nanas que te sabes
vigilando la cena
no se vaya a quemar, pordios, te dices
y vuelvan los colmillos.
Te acaricias la tripa y canturreas
que el temporal amaine
dices
será un buen padre
dices
y te quiere
-Marisol Torres-
“ Amor se escribe sin sangre II” . Lastura, 2018.
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